Buscando Visa Para un Sueño (Presentación)

Buscando Visa Para Un Sueño

Unos pueden y no tienen, otros tienen y no pueden
nosotros que tenemos y podemos, lo hacemos.

He podido y tenido la suerte de ser Música en esta vida. Porque sí, a las mujeres músicos ya se nos llama músicas, aunque esto poco importa en esta historia.

Soy Laura, hija de un bombero que tiene un monolito homenaje en el barrio donde yo nací (que por cierto soy Malagueña), en una plaza que lleva su nombre "Jardines Isidoro Gallego" porque hizo muchas cosas buenas por las personas de mi ciudad, y por las personas que se cruzaban en su camino. Todavía hoy, 20 años después de su accidente me paran por la calle y me preguntan si soy la hija del bombero (aunque ya no me conozcan, dicen que tengo sus ojos y su forma de hablar) y me cuentan anécdotas suyas y de cómo ayudó a este y a aquel haciendo pequeñas o grandes cosas que ayudaron a mejorar sus vidas.

Mi padre, hijo del único hombre culto de su pueblo (Canillas de Albaida), había heredado de mi abuelo el amor por la música. Mi abuelo dicen que tocaba el acordeón en el pueblo durante las fiestas y que había aprendido a su vez de su padre y sólo había música en el pueblo cuando ellos la tocaban. También eran los únicos que sabían escribir y leer en aquellos tiempos con lo cual considero a mi padre y mis tíos suertudos porque nacieron dentro de la familia más culta de aquellos entornos y por ello tuvieron una educación diferente. 

Mi padre tocaba la guitarra de forma autodidacta y una vez consiguió su plaza de bombero creó una asociación de bomberos que organizaban muchos eventos sociales. Creó unos campamentos para niños donde los monitores eran los propios bomberos y los niños: sus hijos y traían de invitados a niños saharauis que compartían con nosotros la experiencia de enseñarnos a movernos por el campo y nosotros les invitábamos a la experiencia de pasar dos semanas con nosotros en el Río del Genal, les prestábamos las tiendas de campaña y les pagábamos las comidas. Allí, es donde aprendí de él a ser una animadora, pues inventaba juegos en las veladas nocturnas, nos enseñaba canciones y a compartir todo lo que teníamos con esos otros niños que no tenían nada. Pero esta historia, la guardo para otro momento. 

Hoy se trata de mí. Aunque yo no soy nada sin la historia que me precede.

Era muy necesaria la historia de mi padre aunque sea resumida para que entendáis quién soy. Mi padre me metió en la música, para darme una educación que siempre quiso tener él y la pobreza de su familia no se lo pudo permitir. Me dio a elegir y me enseñó en directo muchos instrumentos. Pero él se enamoró del oboe y a mi me pareció bien a mis 7 años.

He estudiado 14 años de música con el oboe (os invito a mirar en internet qué es el oboe y cómo suena y en otra entrada quizá os de mi versión de qué es un oboe y cómo suena por mí) donde además de aprender música, aprendí otros valores, sobre todo y el más importante a trabajar en equipo; tocaba en la Banda de mi ciudad, donde estuve 10 años, pero he tocado en los últimos 20 años en todo tipo de agrupaciones; bandas de semana santa, capillas de viernes santo, coro de voces, orquesta, quinteto, música de cámara, dúos, tríos...y he tenido la suerte de pertenecer a mis 18 años a la Joven Orquesta de Andalucía, donde me fui de Tour por Marruecos junto a un coro de "Tres Culturas" cuya meta era demostrar que la música podía unir a jóvenes de culturas muy distintas como iguales. 

Pero, no todo siempre es tan idílico. No tuve buenos profesores en mi carrera conservatoril. A más mayor me hago más cuenta me doy de ello. Esto me fue creando todo el tiempo una sensación de estar perdida, pero porque ellos lo estaban más que yo. Empecé muy temprano a dar clases particulares pues tenía una profesora a la que "le olía la boca a medicina rara" (le contaba yo a mi madre) y se "dormía en mis clases" lo que ahora sé que era drogadicción y alcoholismo. Las clases en música son individuales y un profesor para tí es a veces casi como otro padre pues compartes años de estudio individual con él o ella. 

En fin, fui pasando de un mal profesor a otro, a cual peor que el anterior; problemas de autoestima, celos de que su alumno pudiera tocar mejor o peor, sensación de tener que demostrar todo el rato por qué había ganado un premio o era solista en tal orquesta... y llegar al superior no ayudó mucho más.

No voy a hablar de mi época en el Conservatorio Superior, porque ni siquiera estoy preparada para contaros cómo deposité toda mi fe y confianza en mi mentor y este llegó a hacerme sentir que no valía. Si lo hizo a drede o fue obra de muchos factores en su vida y/o de la mía, no soy psicóloga para entenderlo. Sólo sé que era peor oboísta cuando acabé la carrera que cuando empecé. Suspendí mi examen fin de carrera que era un concierto ante tribunal de una hora porque el día anterior él me dijo que "cómo me atrevía a presentarme así a un final de carrera" (tras haberme ignorado un año entero). Así que decidí volverme a presentar  en septiembre, 3 meses después, pero con una diferencia; me prepararía sola y no volvería a escuchar a un profesor.

El tribunal tras este segundo concierto me preguntó : ¿qué has hecho? ¡Eres un músico diferente, el cambio ha sido abismal! 

A lo que yo contesté: Dejar de escuchar a mi profesor y escucharme a mí.

Siempre había soñado con ser profesora, pero tras acabar mi carrera sentía miedo de repetir los patrones que siempre he vivido yo, tenía miedo de eso que dicen que "de tal palo tal astilla" y reconocía en mí los patrones de lo que odiaba de mis profesores.

Durante estos años de carrera descubrí uno de mis mayores hobbies : Los bailes de salón en pareja. Durante cuatro años me dediqué a aprender a bailar tanto desde el rol de hombre como desde el de mujer los bailes latinos de Salsa, Bachata, Merengue, Chacha y algo de Tango Argentino tanto así que tuve i primera experiencia como profesora en Granada de ritmos latinos, algo que me hacía y me sigue haciendo muy feliz a pesar de mi actual lesión que me ha llevado a dejar de avanzar dentro de este mundo del baile social. Porque sí, el baile es otra forma de socializar, un lenguaje tan bonito y tan completo como pueda ser el musical y gracias a la expansión de los bailes latinos alrededor del mundo, un lenguaje que ya mismo será prácticamente universal. 

He olvidado hablar de algo muy importante, este examen de fin de carrera lo realicé tras un año viviendo en París como alumna ERASMUS de Olivier Doise, un gran solista de oboe de la Orquesta Radio France. Me daría también para otra entrada hablar de mi año de ERASMUS donde viví las cosas que me enseñaron muchísimo de la vida y de mí misma y de mi capacidad social.

Tras mi vuelta del ERASMUS y mi examen fin de carrera me sentía COMPLETAMENTE PERDIDA. Odiaba mi instrumento, odiaba la competencia existente en mi forma de vida, para todo era necesario enfrentarme a la gente y yo sólo quería tocar con ellos, no luchar por un puesto contra ellos. Había tachado completamente de mi lista mi sueño de ser Profesora y no sabía que hacer.

Esa muchacha perdida de 25 años fue la que conoció el proyecto de Tuna Femenina Novata de Ciencias de la Salud de Málaga. Ya no me quedaban casi amigos en mi ciudad y me había refugiado en el deporte que practicaba hasta niveles extremos. Ya no tocaba, ya no salía, sólo hacía deporte. Durante un época de mi vida llegué a praticar: running, body pump, body combat, body balance, senderismo, pesas en sala, natación y mi mayor descubrimiento y mi actual pasión el pole-dance o pole-sport. 

La TUNA ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. El antes y el después de Laura. Mi reencuentro con la música de manos de personas que no la han estudiado formalmente pero que la entienden en algunos casos hasta mejor que yo. Y hoy por hoy, soy una de las 8 fundadoras de la Tuna Femenina de Ciencias de la Salud. Lucho porque la gente conozca mi pasión por la tuna, no lo que creen saber de ella, sino todo lo que hay detrás lo que la gente no conoce.

La Tuna es compartir música con personas que no conoces. Regalamos música a cambio de comida y bebida, pero la realidad es que intercambiamos música por conversación, por conocer personas y por compartir experiencias. Viajamos por el mundo enseñando nuestra cultura, llevando el arte del buen tunar allá por donde ondean nuestras capas.

Dicen que las hermandades universitarias americanas se basaron en las hermandades españolas entre estudiantes existentes en tunas y estudiantinas; hoy por hoy, puedo viajar a otra ciudad incluso otro país y pedir alojamiento a personas que no conozco pero que pertenecen al mundo tunil y viceversa, he ofrecido casa a personas que no conozco y vienen a casa en nombre de la tuna. Si perteneces a la tuna, tienes amigos allá por donde vayas, y si perteneces a la tuna y la representas se espera de tí un comportamiento ejemplar, porque tuno no es solo una persona disfrazada de terciopelo negro, tuno es un conjunto de tradiciones, protocolos y música que se entrelazan para crear experiencias cuanto menos inolvidables.

Con la tuna aprendí que había otro tipo de entender la música y abrí mis sentidos a entenderla desde los ojos de las personas que no sintieron nunca la presión de un conservatorio, y dejé atrás mis miedos y empecé a convertirme en un músico distinto con el que me identifico mejor y que me hace disfrutar el doble. Hoy por hoy, soy su Directora Musical, y me dedico a enseñar a las chicas que entran a tocar la guitarra, ukelele, bandurria o laud, percusiones etc... y arreglo la música que cantamos en las calles y los certámenes. (Podeis encontrarnos en youtube en @TunaFemeninaCienciasSaludMalaga)

Gracias a la Tuna he tenido la oportunidad también de ser profesora en la Rondalla huertas Viejas que es una estudiantina de 120 niños y niñas de un colegio de Málaga donde impartía clases de instrumento y canto a niños de 6 a 18 años. El Director de la agrupación es un gran maestro de música al que admiro mucho, y él fue el que me animó constantemente a retomar mi pasión por la docencia.

Gracias a la Tuna, me vieron unos "ojeadores" y me dieron la oportunidad de presentarme a un curso para animadores de los Hoteles Melià, y tras pasar las pruebas y entrevistas encontré el trabajo de mi vida, porque sí, SOY ANIMADORA y desde el momento 1 me di cuenta de que había nacido para ello, que no había estudiado nada relacionado con el tema pero que era algo totalmente natural en mi y ahora llevo 4 años trabajando con la empresa por toda España. Soy especialista en animación infantil, relaciones públicas del hotel y actriz/bailarina en los Shows y espectáculos nocturnos. La animación me ha hecho encontrar el sentido a mi yo interior, a mi personalidad, y ahora más que nunca entiendo que soy una Artista Multidisciplinar. 

Ser animadora me ha llevado a poder experimentar dos ERAMUS+  como formador de formadores donde personas de 15 países europeos nos dábamos clases unos a otros para poder usar la animación como medio de enseñanza, de integración y de socialización. Lo que llaman el Aprendizaje Informal es el mayor enriquecimiento de este tipo de programas que llenan huecos donde la el sistema de enseñanza formal no ha sabido llegar aún.

Fue entonces cuando, rechazada por segunda o tercera vez en el Máster de Profesorado en mi ciudad, vi que había nacido un nuevo Máster en Málaga, el Máster de Creación Audiovisual y Artes Escénicas y ya hoy pertenezco a la primera generación que realizó este máster donde tuve la enorme suerte de compartirlo con profesores de Danza, de Audiovisuales, Cantantes, Músicos, Bailaores de Flamenco, Fotógrafos, Actores y Directores de Escena. Jamás en mi vida he aprendido más que de mis compañeros en este Máster. Me enriqueció a un nivel que nunca imaginé y crecí mucho como artista compartiendo musicales, performances, happenings y shows creados por nosotros mismos. No hay nada más gratificante que trabajar en grupo cuando se trata de temas artísticos y que se creen conexiones entre todos los artistas: pueden ocurrir grandes maravillas.

Ya me estoy acercando al final, y es que no podría pasar sin hablar de un par de cosas más. Pues ahora además de tuna soy Comparsista. Desde hace tres años pertenezco al mundo de los carnavales andaluces concretamente a una Comparsa Femenina una agrupación pensada para criticar la política y a la sociedad utilizando la música y los poemas para llegar al pueblo y trasmitiendo verdades desde el punto de vista poético de un personaje inventado para hacer que estas críticas lleguen de una forma contundente y quizá a veces de un modo crudo. La música ayuda a que el mensaje llegue mejor a las masas para pensar y despertar del a veces sueño en el parece que vivimos en nuestra realidad cotidiana. Con la comparsa además de aprender un lenguaje musical distinto (pues nosotros creamos todo desde cero) también aprendeos a crear el personaje, diseñar disfraces, escenografía, maquillajes y puestas en escena. Con ellas he podido ser la guitarrista de "Tu sí, tu no" (Valkirias en 2018), "Imagina que" (Niñas soñadoras en 2019) e "Incantare" (Curanderas y Hechiceras en 2020) con las que he podido subirme a los escenarios de muchos teatros andaluces y ganar algunos modestos premios. (Podéis encontrarnos en Youtube si tenéis curiosidad)

¿Qué quiero aportar como profesora? 

Quiero cambiar las cosas y aún no sé cómo. 

Quiero que las artes estén mucho más presentes de lo que están. 

Quiero que los adolescentes encuentren en el arte un lugar donde expresarse y/o que lleguen a comprenderlo. 

Trasmitir a las nuevas generaciones la cantidad de cosas que hay en esta vida para ser felices, para disfrutar, y que siempre hay alguna donde encajaremos, donde aprenderemos, y donde aportaremos mucho más de lo que pensamos.

Y gracias a mi padre sé que como profesora puedo aportar mi grano de arena porque...

"Algunas Pequeñas personas
en pequeños lugares,
haciendo pequeñas cosas,
pueden cambiar el mundo"